viernes, 9 de febrero de 2018

La misericordia dignifica a los marginados, la conveniencia los manipula


Domingo VI del Tiempo Ordinario, Ciclo B.

Lev 13, 1-2. 44-46
Salmo 31
1° Cor 10, 31 —11,1.

Estamos en plena campaña publicitaria en donde los partidos políticos piden el voto a la gente para poder ser elegidos para diputado y alcaldes. Me llama la atención algo: en las normales campañas publicitarias del gran mercado capitalista neoliberal los actores y actrices son personas que no representan al verdadero salvadoreño promedio: gente blanca, pelo castaño y ojos azules, algo que en realidad me parece poco racista. El punto es que en las campañas electorales lo actores y actrices si que son salvadoreños de pura cepa. Lo que se me hace más curioso es que los que salen en esos anuncios son aquellos que normalmente nunca tienen voz ni voto en las grandes decisiones del estado, que nos son verdaderos autores de su propia historia: ellos son los que nadie ve ni escucha. No estamos hablando de marginación, sino de marginados, porque la realidad se impone con términos concretos y no abstractos.

¿Por qué hago alusión a los marginados?

Porque Jesús hoy en el evangelio trata con un leproso de su tiempo y de su pueblo. La figura del leproso es la del hombre que es marginado de su sociedad, religión y familia por el simple cumplimiento del Código de Santidad del Levítico. Por otro lado, en el leproso podemos ver a la inmensa masa de pobres y marginados de nuestro mundo. Son gente quienes los poderosos y ricos de este mundo se aprovechan. Aunque, los Padres de la Iglesia han visto en la lepra al pecado, que por su fealdad es la gran enfermedad del alma. Son dos líneas de reflexión, pero este año quiero poner énfasis a la primera.

¿Cuál es la actitud del leproso?

Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: “si quieres puedes limpiarme”. En la religión judía el leproso no había hallado consuelo, no había encontrado a Dios ni a sus hermanos. La imagen que en su mente tenía era a lo mejor de un dios discriminador y opresor, el cual, le había quitado su dignidad de persona. Tenia un triple dolor: físico, moral y espiritual: era un sufrimiento que abarcaba toda su persona y todo su ser. Pero el leproso vio algo diferente en Jesús, vio al Dios bueno y misericordiosos, vio a su última esperanza, vio algo que no veía en la religión judía: compasión. La palabra clave es el “encuentro”, en Cristo halla salvación integral, dignidad, aceptación y misericordia.

¿Cuál es la actitud de Jesús ante el leproso?

La actitud de Jesús es de compasión: “sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo: Quiero: queda limpio”. La ley no sólo obligaba a los leprosos salir de todas partes, también prohibía tocar a los leprosos, porque significaría también caer en la impureza legal del Levítico. Nadie se permitía eso, era más importante el cumplimiento de la Ley que practicar la misericordia. En este sentido, el verbo “tocar” se llena de un sentido revolucionario, subversivo y contracultural. Nos está enseñando que la misericordia está antes que lo puramente legal. Nos está mostrando que el verdadero rostro de Dios es misericordia.

La sanación del leproso es un signo más que acompaña el anunció del Reino de los cielos. Dios nos trae en la persona de Jesús la misericordia que dignifica la vida del hombre, la mano de Dios que nos concede la salvación integral.

¿Cuál debe ser la actitud de la Iglesia ante los marginados?

La comunidad cristiana debe ser un espacio de encuentro fraterno en Cristo. Los cristianos debemos estar atentos a todos, pero de manera especial a los marginados de nuestro mundo. La mano de la Iglesia debe ser la mano de Jesús, que se extiende a aquellos que nadie ve o escucha, a los que van por el mundo sin dignidad y vida plenamente humana. La Iglesia está para transformar el mundo en un lugar más fraterno, humano y solidario. Aunque esto signifique ir contracorriente, aunque tengamos que parecer revolucionarios o subversivos. Pero es así, el que de verdad vive el evangelio siempre irá en contra de lo que el mundo piensa y vive.

De lo contrario, nos vamos a convertir en estilo de ONG o partido político que actúa con los marginado según conveniencias personales. 

Feliz Domingo para todo.

PD: si te gustó la reflexión, compártela en tu red social favorita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

DIRECTORIO HOMILÉTICO: Ap. I. La homilía y el Catecismo de la Iglesia Católica. Ciclo C. Cuarto domingo de Adviento.

96. Con el IV domingo de Adviento, la Navidad está ya muy próxima. La atmósfera de la Liturgia, desde los reclamos corales a la conversión, ...