jueves, 4 de junio de 2020

Un Eco Pascual: Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote

Los Ecos Pascuales son celebraciones litúrgicas durante el Tiempo Ordinario para abordar de manera particular algunos sentidos del Tiempo Pascual. En efecto, en ese tiempo litúrgico se celebra el Misterio Pascual de una manera densa y particular, es decir, hay muchos contenidos teológicos que pudieran ser tratados, pero el espacio es poco realmente y la Tradición condiciona también el sentido litúrgico; debido a esta doble limitante no es posible "agotarlos"😢 en una sola jornada, trasladando esos sentidos para otros días del tiempo per annum. Pondré un ejemplo: el Domingo de la Santísima Trinidad. Esta festividad es una síntesis del Tiempo Pascual, porque se enfatiza en su fuente y en su cumbre: la mismísima Trinidad: ...del Padre, por el Hijo en el Espíritu Santo...del Espíritu Santo, por el Hijo al Padre. 

La Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote es un Eco Pascual. Históricamente es una celebración litúrgica nueva, apenas ha sido aceptada por la Santa Sede en 1971 e introducida en España en 1973, luego se fue extendiendo paulatinamente por otros países en todo el mundo. Uno de sus principales promotores fue Mons. José María García Lahiguera, arzobispo de Valencia, cofundador de las Oblatas de Cristo Sacerdote, fijando su celebración el jueves después de Pentecostés. Hoy en día los textos eucológicos, bíblicos y de la Liturgia de las Horas del Episcopado Mexicano están presente de manera más clara y asequible, ya no en los apéndices como era al principio, en donde era muy difícil encontrarlo; sin embargo, contrario a lo que pudiéramos pensar, no está inscrita en el Calendario Romano Universal, así como están otra festividades, como el Sagrado Corazón o la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo.       
    
Por tanto, el objetivo de esta festividad es resaltar dos aspectos del Jueves Santo: primero, el Sacerdocio de Jesucristo, en donde se enfatiza en que es el verdadero y único Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza, que ofrenda su vida en la cruz, siendo al mismo tiempo sacerdote, víctima y altar; segundo, también se resalta la participación particular de unos hombres de la comunidad cristiana en ese sacerdocio, ellos actuarán in persona capitis como verdaderos sacerdotes del NTFiesta de nuestro Señor Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote, según el rito de Melquisedec, en quien el Padre se ha complacido desde toda la eternidad, mediador entre Dios y los hombres que, para cumplir la voluntad del Padre, se ofreció a sí mismo en el altar de la cruz de una vez para siempre como víctima de salvación en favor de todo el mundo. Al instituir el sacrificio de la eterna alianza, elige con amor de hermano a hombres de este pueblo para que, al repetirlo constantemente en la Iglesia, se renueve la abundancia de la gracia divina con la que nacerá el cielo nuevo y la tierra nueva, y se realizará hasta los confines del mundo lo que el ojo no vio ni el oído oyó ni el hombre puede pensar (elog. del Martirologio Romano). En este caso se hacen presentes elementos de la Misa Crismal, en donde se resalta el carácter sacerdotal del presbiterio, así como la institución del sacerdocio de la Misa in Coena Domini. 

Hoy es buen día para pensar en el sacerdocio, porque en la actualidad está en crisis debido a los escandalosos abusos sexuales perpetrados  por sacerdotes en varias partes del mundo, a parte de otro tipo de malos testimonios, basta poner un poco de atención para darse cuenta    que tienen mala prensa; mejor dicho, es necesario reflexionar sobre la verdad del sacerdocio, para animar a la mayoría que luchan por dar un buen testimonio y que trabajan incansablemente en sumisión. El estudio no sólo nos da acceso a la verdad, sino a la belleza del ministerio sacerdotal, que es otra manera de acceder al Misterio que encierra tal realidad sacramental. El Estudio nos saca de la ignorancia y nos preserva de la manipulación ideológica de minorías intelectuales, cuyo interés no son las víctimas o sanear la Iglesia, sino todo lo contrario, la quieren destruir. 

Hoy es un buen día para orar por los sacerdotes. Todos tenemos derecho a la verdad y a pedir justicia; la venganza y el odio es otra cosa. El problema radica que la distancia que separa a esas realidades es muy corta, si no tenemos cuidado, podes tropezar fácilmente. En todo caso, en medio de la tormenta mediática es correcto orar por ellos, en vez de unirse a la ola de críticas destructivas, podemos hacer algo productivo. Inclusos, si eres de lo que los aprecia por algún motivo, te animo a que ores por ellos, porque lo necesitan; a esto último es parte de la comunión de lo santos, estamos unidos por el bautismo y oramos unos por otros. La oración debe ir acompañada de gestos de fraternidad y amistad, acercarnos a ellos dará paso a la construcción de una red humana, afectiva y social que nos permitirán fortalecer lazos y superar prejuicios. 

Hoy es buen día para reavivar el don que recibimos el día de nuestra ordenación. (2 Tim 1, 6). Esto ya lo hacemos  ritualmente en la Misa Crismal; Ahora lo podemos hacer de manera personal, dentro de nuestra oración personal podemos reavivar espiritualmente nuestros compromisos sacerdotales. Esta es una actitud que la debemos repetir todo los días sin duda alguna, pero en la liturgia se nos presenta esta oportunidad densa para lograrlo de una mejor manera. Debemos apuntar hacia el Modelo sacerdotal por excelencia, nuestro Señor Jesucristo, quien ha ofrecido un sacrificio de obediencia y de la existencia de su entera persona. Esto nos ayuda a comprender de que antes de hacer, hay que ser, debemos estar configurados con Él, en Él y por Él, dando coordenadas precisas de nuestra total consagración sacerdotal, sin ambigüedades, pero este sentido debe estar asumido integralmente por cada uno, de lo contrario se puede volver una carga pesada. 

Hoy es un buen día para promover las vocaciones sacerdotales. Mons. García Lahiguera decía que la santidad no se improvisa, pero tampoco las vocaciones. Quiero decir que la Pastoral Vocacional en las diócesis son esenciales, por tanto, de suma importancia. La acción pastoral que se hace para promover las vocaciones es la que mantiene viva a la Iglesia, porque sin sacerdotes no hay Iglesia madura y adulta. En este contexto se pueden hacer muchas cosas: orar, promover, sostener y colaborar, cada quien según sus propias posibilidades. Igualmente, debemos prever que en América Latina nos encontramos a la puerta de la tormenta del secularismo, notado en un considerable descenso en las vocaciones, eh ahí un buen termómetro de cómo estamos en la vida de fe. 

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