domingo, 21 de junio de 2020

El que teme a Dios, no tiene miedo a los hombres.

XII Domingo del T.O., Ciclo A:

- Jer 20, 10-13. Libera la vida del pobre de las manos de gente perversa.
- Sal 68. R. Señor, que me escuche tu gran bondad.
- Rom 5, 12-15. No hay proporción entre el delito y el don.
- Mt 10, 26-33. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo

Hace pocos años murió el cardenal Francis George, arzobispo de Chicago entre 1997 y 2014. Hay una frase suya que me llama la atención:  "Soy el último obispo de Chicago que morirá en la cama. Mi sucesor morirá en prisión y su sucesor será martirizado en la plaza pública". ¿Que significan esas palabras? bueno, el autor dice que no son proféticas, sino un llamado a que los fieles despierten ante un mundo alejado de Dios; sin embargo, podemos reconocer algo de profetismo: la Iglesia que debe prepararse para la persecución, sobre todo cuando ha tenido un tiempo de bonanza. 

En El Salvador ya tenemos algunos Santos y Beatos canonizados, todos ellos mártires por odio a la fe. En ellos están representados millares de cristianos que han dado testimonio de la fe. Ellos son buena noticia para la Iglesia peregrina y son una denuncia del pecado que está en la sociedad. Hoy día los cristianos estamos desafiados por otros retos, incluso debemos estar preparados para la persecución. Pensemos por ejemplo lo que en estos días le ha pasado al Card. Gregorio Rosa Chávez, quien ha sido victima de un diluvio de insultos y amenazas por el sólo hecho de dar su opinión sobre la cosa pública en El Salvador. Podemos disentir y criticar al prelado, pero odiarlo, insultarlo y amenazarlo  es algo grave, no por que sea sacerdote solamente, sino que se vulneran los derechos de libre expresión y libertad política. 

Este mecanismo es típico del fanatismo ideológico que actúa bajo la falacia: si no piensas como yo, eres mi enemigo. Este esquema seguirá siendo usado por la ideología de genero cuando nos quieran imponer su agenda particular: nos irán intimidando con las etiquetas diversas, haciéndonos sentir tontos y retrasados. Luego pasaran a la persecución mediática, por último nos lastimaran con la muerte física, etc. Lo mártires del siglo XXI serán los que defiendan la familia, la vida y a los pobres. 

El Evangelio de este domingo nos convida a dos cosas: a no tener miedo a los hombres y a temer a Dios. Jesús nos advierte que el camino cristiano no está libre de persecuciones y dificultades, que nos enfrentaremos a un mundo sin Dios, que iremos como ovejas en medio de lobos. El joven rico dijo no al Señor porque era rico, Pilatos condenó a Jesús por respetos humanos, Herodes mató a Juan por no desairar a sus invitados, Judas vendió al Señor, los discípulos abandonaron al maestro en la noche de su pasión. Todos tenían miedo a los hombres y querían quedar bien con el mundo. Pero el miedo es contrario a la fe. Sin embargo, Jesús dice "temed" a quien puede echar vuestra alma al infierno (Dios). Está clara la connotación sapiencial: "El temor de Dios es el principio de la sabiduría. Quien teme a Dios, no tiene miedo a los hombres, porque sabe que está en sus manos y nada malo puede faltar. 

Estamos llamado a profesar, celebrar y vivir la fe en medio de este mundo secularizado. El Señor no dará la fortaleza para poder siempre hacer el bien y buscar realizar en la vida la voluntad de Dios. Si confiamos plenamente en Dios daremos testimonio de vida ante los hombres. No tengamos miedo en defender la vida, la verdad, la justicia, la fe. Los hombres no merecen nuestro miedo, no importa lo que cueste esa fidelidad, es mejor estar en la manos de Dios, que caer en las manos de los hombres. Seamos valientes en lo que de verdad vale la pena: El Reino de Dios y su justicia. Dios tiene la última palabra. 


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