miércoles, 10 de junio de 2020

La opción de la Iglesia está clara: Los Pobres

Estimado amigo católico:

 Me llama la atención que alguien se moleste porque un sacerdote de cantón llame a orar por sus gobernantes. En silencio o en público reaccionan siempre con un “pero hay que ser críticos”.

 Igualmente, me llama la atención que hace unos días el Cardenal Rosa Chávez dijo su opinión sobre el actual gobierno, le vino no una tormenta, sino un diluvio de asquerosidad, de lo peor que un ser humano puede pronunciar en su boca, signo de lo que abunda en su corazón. 

 Por si eso no fuera mucho, te puedo citar lo que le ha pasado a la UCA de El Salvador, quien ha dado su opinión (respetable para mi), sin embargo ha terminado linchada.

 Estos ataques están programados en la conciencia colectiva del hombre contemporáneo, fruto de dos fenómenos: la separación de Iglesia y Estado que se consolidó políticamente en la revolución francesa (aunque como idea surge en el Renacimiento) y el proyecto de destrucción total de cualquier entidad religiosa o eclesial, fruto de la conocida premisa marxista: la religión es el opio del pueblo.

 No amigos, no podemos analizar la realidad desde presupuestos laicistas o marxistas porque en el fondo son ateos o materialistas, que bajo la falsa premisa de que son científicos, falsean coordenadas para analizar la realidad, sobre todo al mezclar ideología con datos. En otras palabras ideología y ciencia son lados opuestos e irreconciliables.

 Llamar a la oración en medio de un conflicto en donde hermanos de un mismo pueblo están involucrados es una posición legitima y crítica, sobre todo ante la esta carencia especifica entre creyentes. En otras palabras, es un llamado respetuoso a ejercer un deber cristiano. Quien piense que llamar a la oración es contrario a la acción y a la visión crítica está en un error muy grande.

 Llamar a la transparencia y al dialogo es un consejo vital si este gobierno no quiere repetir los mismo errores del pasado. Es alertarlos que el Pueblo quiere ver algo diferente.  Lo mismo el caso de la UCA, si ellos han señalado errores es para que se superen, no para ser cómplice de algunos de los bandos enfrentados.  

 Ni los que llamamos a la oración ni los que llaman a la acción somos enemigos de ninguna de las partes en conflicto.

 Estos fenómenos comprueban mi hipótesis: estamos en medio de una tormenta mediática asquerosa  (shitstorm) en donde reina la falacia: si no piensas como yo eres mi enemigo. ¿pero quienes estas realmente enfrentados? grupos de poder político y económicos.

 Sin embargo, no es como dijo un amigo mío: ¡hay que ser imparciales como fue Monseñor Romero! ¿Quién dice que en un conflicto se puede ser imparcial? ¿quién dijo que Romero fue imparcial? Jamás. En medio de esta batalla no se engañen, la Iglesia en América Latina lo tiene claro desde hace años, en la normalidad y en el conflicto la opción preferencial serán los pobres, por ellos oramos y por ellos actuamos. 

De ninguna manera podrá servir de pretexto para quienes se atrincheran en una actitud de neutralidad y de indiferencia ante los trágicos y urgentes problemas de la miseria y de la injusticia. Al contrario, obedece a la certeza de que las graves desviaciones ideológicas que señala conducen inevitablemente a traicionar la causa de los pobres. Hoy más que nunca, es necesario que la fe de numerosos cristianos sea iluminada y que éstos estén resueltos a vivir la vida cristiana integralmente, comprometiéndose en la lucha por la justicia, la libertad y la dignidad humana, por amor a sus hermanos desheredados, oprimidos o perseguidos. Más que nunca, la Iglesia se propone condenar los abusos, las injusticias y los ataques a la libertad, donde se registren y de donde provengan, y luchar, con sus propios medios, por la defensa y promoción de los derechos del hombre, especialmente en la persona de los pobres. (Instrucción sobre TL, 1984, introducción). 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

DIRECTORIO HOMILÉTICO: Ap. I. La homilía y el Catecismo de la Iglesia Católica. Ciclo C. Cuarto domingo de Adviento.

96. Con el IV domingo de Adviento, la Navidad está ya muy próxima. La atmósfera de la Liturgia, desde los reclamos corales a la conversión, ...