El Padre Óscar Romero y la reforma litúrgica
del siglo XX
(Parte 1)
Al estudiar
sistemáticamente los escritos del beato Óscar Romero he podido comprobar que
fue un testigo privilegiado de la reciente reforma al año litúrgico y
calendario romano. Este dato histórico da solidez teológica a su pensamiento,
porque significa que estamos ante un personaje de primera mano con respecto a
los cambios litúrgicos del siglo pasado, sumándole que era un hombre que se
dejaba interpelar por la realidad histórica y eclesial, sin dejar a un lado su
profundidad y agudeza intelectual.
El
Padre Óscar Romero y el Movimiento Liturgico
La lógica histórica dicta
que el Padre Óscar Romero conoció muy bien el año eclesiástico y el calendario
romano en su forma post-tridentina, pues fueron las realidades con las que
modeló su formación y ministerio sacerdotal: tenía una personalidad litúrgica
de hierro al estilo romano; las normas estaban claras para él, no había espacio
para una espontaneidad o creatividad litúrgica irresponsable. Pero pasó lo
impensable en su tiempo: surgió una reforma del año litúrgico.
De manera general puedo decir que el año liturgico
cambió de paradigma: fue una época en donde recobra su sentido teológico y la
centralidad pascual más originaria, aspectos que se había oscurecido con el
correr del tiempo, principalmente por una sobrecarga de la celebración del
santoral sobre la celebración del ciclo temporal o dominical, aporía que se
trató de corregir muchas veces después del Concilio de Trento, no obteniendo
óptimos resultados.[1]
Pero estos cambios en la liturgia no fueron azarosos,
sino frutos de un largo procesos de restauración y renovación histórica,
patrística, jurídica y teológica iniciado por el Movimiento Litúrgico, que
luego fue reivindicado de manera oficial por la Iglesia a través su magisterio.[2]
Esto quiere decir que cuando usamos la frase “reforma litúrgica” no nos
referimos a la emanada del Vaticano II solamente, sino estamos pensando desde
Pio X hasta Pio XII.
Estas reformas litúrgicas fueron un fenómeno
inevitable e importante para todos los clérigos contemporáneos que se habían
formado bajo los cánones de Trento, no todos entraron en la dinámica de los
cambios, muchos se resistían temiendo a que el modernismo se había apoderado de
la Iglesia: nos referimos a los conservadores que se aferraban a ultranza de la
tradición.
Los que piensan que el Padre Romero pertenecía a este
grupo se equivocan. En efecto, cuando focalizamos nuestra mirada sobre el
pensamiento de su juventud sacerdotal advertimos que él participó activamente
de la ya mencionada reforma litúrgica del siglo pasado, la clave es su
confianza plena en la inefabilidad del magisterio papal y conciliar.
Queda claro, lo que le hizo entrar en el espíritu las
reformas litúrgicas fundamentalmente fueron los papas. Pero ¿conoció el
Movimiento Liturgico? ¿se dejó influenciar por él? ¿era un eclesiástico de
avanzada? Bueno, de lo único que tenemos certeza es que conoció y se relacionó
con el Liber Sacramentorum del beato
Ildefonso Schuster, porque existe un artículo del semanario Chaparrastique del año 1951 en donde lo
cita explícitamente:
Era tan grandiosa esa vigilia para la antigua liturgia
que, en tiempo de Tertuliano (según el Card. Schuster) "era libre asistir
a los oficios del Domingo, pero nadie se podía eximir sin pecado de tomar parte
en los ritos nocturnos de la vigilia de Pascua." Se trataba además del
último día de la cuaresma la que se iba a coronar esa noche con el bautismo de
los catecúmenos. Los antiguos fieles, en ayunas desde la tarde del Viernes Santo,
iban aquella noche del sábado al templo donde el rito se desarrollaba según las
cuatro líneas maestras que todavía se conservan en nuestro misal: el
lucernario, la vigilia, el bautismo y la misa.[3]
Surge otra pregunta: ¿por qué el beato Schuster y no
otros autores del Movimiento Litúrgico? Bernabé Dalmau nos ayuda a responder a
nuestro interrogante:
Entre
todos los «padres» del movimiento litúrgico presentados en el este número de Phase, el beato Ildefonso Schuster es el
que mejor encarna con plenitud la romanidad en toda su grandeza como foco de
una espiritualidad que ha alimentado el conocimiento y la comprensión de los
tesoros de la plegaria de la Iglesia católica durante decenios.[4]
Esto nos ayuda a comprender que, si bien el padre
Óscar Romero estaba interesado por la espiritualidad y la liturgia, la
romanidad adquirida en su formación presbiteral les impulsaba a buscar
solamente aquellas fuentes históricas y teológicas que fueran seguras y
estuvieran de acuerdo con sus propias convicciones. Por consiguiente, el Liber sacramentorum era, para aquel
joven sacerdote, la referencia litúrgica válida hasta antes del Vaticano II, ya
que estaba centrado en la liturgia romana y era donde estaba libre de riesgo.
Por lo demás, se comprende que las otras obras del
Movimiento Litúrgico no aparezcan de manera explícita en su pensamiento, porque
la mayoría de ellas están ubicadas fuera del ámbito académico de las
universidades pontificias de Roma, por ejemplo, nos referimos a la producción
teológica e intentos de restauración de la liturgia en países como Bélgica,
Francia, Alemania, España e Italia.
También, hemos de contar con lo que dice Xavier
Basurko, quien afirma que había muchas voces en el ambiente romano que estaban
en contra del Movimiento Litúrgico que intentaba expandirse por toda Europa, lo
que seguramente invitaba a guardarse de cualquier tendencia nueva en esta línea
de pensamiento, para no verse afectado por alguna filtración modernista.[5]
A todo esto,
hemos de sumar que el padre Romero por cuestiones de personalidad e
inclinaciones a la vida mística y espiritual, no se interesaba por ninguna
novedad teológica de su tiempo, por lo que habrá pasado de largo la mayoría de
encuentros con las obras del movimiento litúrgico. [6]
[1] Cf. J. A., GOÑI, Historia del
año litúrgico y del calendario romano, Barcelona 2010, 133-134.
[2] Cf. M., AUGÉ, "Los fundamentos de la
renovación litúrgica del siglo XX (editorial)", Phase 316 (2013), 371.
[3]
Cf. MONS. ROMERO, La Vigilia Pascual http://www.romeroes.com/monsenor-romero-su-pensamiento/prensaescrita/semanario-chaparrastique?start=45 (03/10/2014).
[4] B., DALMAU, "El beato Ildefonso
Schuster y su «Liber sacramentorum»", Phase
316 (2013), 428.
[5]
Cf. X., BASURKO, Historia de la liturgia,
Barcelona 2006, 428.
[6]
Cfr. J. Delgado, La cultura de
monseñor Romero, en R. Morozzo della
Rocca (Ed), Óscar Romero, un
obispo entre la guerra fría y la revolución, Madrid 2003,
No hay comentarios:
Publicar un comentario