jueves, 10 de agosto de 2017

El Padre Óscar Romero y la reforma litúrgica del siglo XX
(Parte 1)

Al estudiar sistemáticamente los escritos del beato Óscar Romero he podido comprobar que fue un testigo privilegiado de la reciente reforma al año litúrgico y calendario romano. Este dato histórico da solidez teológica a su pensamiento, porque significa que estamos ante un personaje de primera mano con respecto a los cambios litúrgicos del siglo pasado, sumándole que era un hombre que se dejaba interpelar por la realidad histórica y eclesial, sin dejar a un lado su profundidad y agudeza intelectual.

El Padre Óscar Romero y el Movimiento Liturgico

La lógica histórica dicta que el Padre Óscar Romero conoció muy bien el año eclesiástico y el calendario romano en su forma post-tridentina, pues fueron las realidades con las que modeló su formación y ministerio sacerdotal: tenía una personalidad litúrgica de hierro al estilo romano; las normas estaban claras para él, no había espacio para una espontaneidad o creatividad litúrgica irresponsable. Pero pasó lo impensable en su tiempo: surgió una reforma del año litúrgico.

De manera general puedo decir que el año liturgico cambió de paradigma: fue una época en donde recobra su sentido teológico y la centralidad pascual más originaria, aspectos que se había oscurecido con el correr del tiempo, principalmente por una sobrecarga de la celebración del santoral sobre la celebración del ciclo temporal o dominical, aporía que se trató de corregir muchas veces después del Concilio de Trento, no obteniendo óptimos resultados.[1]      

Pero estos cambios en la liturgia no fueron azarosos, sino frutos de un largo procesos de restauración y renovación histórica, patrística, jurídica y teológica iniciado por el Movimiento Litúrgico, que luego fue reivindicado de manera oficial por la Iglesia a través su magisterio.[2] Esto quiere decir que cuando usamos la frase “reforma litúrgica” no nos referimos a la emanada del Vaticano II solamente, sino estamos pensando desde Pio X hasta Pio XII.

Estas reformas litúrgicas fueron un fenómeno inevitable e importante para todos los clérigos contemporáneos que se habían formado bajo los cánones de Trento, no todos entraron en la dinámica de los cambios, muchos se resistían temiendo a que el modernismo se había apoderado de la Iglesia: nos referimos a los conservadores que se aferraban a ultranza de la tradición.

Los que piensan que el Padre Romero pertenecía a este grupo se equivocan. En efecto, cuando focalizamos nuestra mirada sobre el pensamiento de su juventud sacerdotal advertimos que él participó activamente de la ya mencionada reforma litúrgica del siglo pasado, la clave es su confianza plena en la inefabilidad del magisterio papal y conciliar.

Queda claro, lo que le hizo entrar en el espíritu las reformas litúrgicas fundamentalmente fueron los papas. Pero ¿conoció el Movimiento Liturgico? ¿se dejó influenciar por él? ¿era un eclesiástico de avanzada? Bueno, de lo único que tenemos certeza es que conoció y se relacionó con el Liber Sacramentorum del beato Ildefonso Schuster, porque existe un artículo del semanario Chaparrastique del año 1951 en donde lo cita explícitamente: 

Era tan grandiosa esa vigilia para la antigua liturgia que, en tiempo de Tertuliano (según el Card. Schuster) "era libre asistir a los oficios del Domingo, pero nadie se podía eximir sin pecado de tomar parte en los ritos nocturnos de la vigilia de Pascua." Se trataba además del último día de la cuaresma la que se iba a coronar esa noche con el bautismo de los catecúmenos. Los antiguos fieles, en ayunas desde la tarde del Viernes Santo, iban aquella noche del sábado al templo donde el rito se desarrollaba según las cuatro líneas maestras que todavía se conservan en nuestro misal: el lucernario, la vigilia, el bautismo y la misa.[3]

Surge otra pregunta: ¿por qué el beato Schuster y no otros autores del Movimiento Litúrgico? Bernabé Dalmau nos ayuda a responder a nuestro interrogante:   

Entre todos los «padres» del movimiento litúrgico presentados en el este número de Phase, el beato Ildefonso Schuster es el que mejor encarna con plenitud la romanidad en toda su grandeza como foco de una espiritualidad que ha alimentado el conocimiento y la comprensión de los tesoros de la plegaria de la Iglesia católica durante decenios.[4]

Esto nos ayuda a comprender que, si bien el padre Óscar Romero estaba interesado por la espiritualidad y la liturgia, la romanidad adquirida en su formación presbiteral les impulsaba a buscar solamente aquellas fuentes históricas y teológicas que fueran seguras y estuvieran de acuerdo con sus propias convicciones. Por consiguiente, el Liber sacramentorum era, para aquel joven sacerdote, la referencia litúrgica válida hasta antes del Vaticano II, ya que estaba centrado en la liturgia romana y era donde estaba libre de riesgo.

Por lo demás, se comprende que las otras obras del Movimiento Litúrgico no aparezcan de manera explícita en su pensamiento, porque la mayoría de ellas están ubicadas fuera del ámbito académico de las universidades pontificias de Roma, por ejemplo, nos referimos a la producción teológica e intentos de restauración de la liturgia en países como Bélgica, Francia, Alemania, España e Italia.  

También, hemos de contar con lo que dice Xavier Basurko, quien afirma que había muchas voces en el ambiente romano que estaban en contra del Movimiento Litúrgico que intentaba expandirse por toda Europa, lo que seguramente invitaba a guardarse de cualquier tendencia nueva en esta línea de pensamiento, para no verse afectado por alguna filtración modernista.[5]

 A todo esto, hemos de sumar que el padre Romero por cuestiones de personalidad e inclinaciones a la vida mística y espiritual, no se interesaba por ninguna novedad teológica de su tiempo, por lo que habrá pasado de largo la mayoría de encuentros con las obras del movimiento litúrgico. [6]

[1] Cf. J. A., GOÑI, Historia del año litúrgico y del calendario romano, Barcelona 2010, 133-134. 
[2] Cf. M., AUGÉ, "Los fundamentos de la renovación litúrgica del siglo XX (editorial)", Phase 316 (2013), 371. 
[4] B., DALMAU, "El beato Ildefonso Schuster y su «Liber sacramentorum»", Phase 316 (2013), 428. 
[5] Cf. X., BASURKO, Historia de la liturgia, Barcelona 2006, 428. 
[6] Cfr. J. Delgado, La cultura de monseñor Romero, en R. Morozzo della Rocca (Ed), Óscar Romero, un obispo entre la guerra fría y la revolución, Madrid 2003, 

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