El Lenguaje de la Liturgia (IV)
Por A. Hoese
La asamblea litúrgica se diferencia, tanto por su función como por su
ubicación en el templo, entre aquellos que realizan un cierto ministerio o
servicio, y los fieles congregados. Entre los ministros se diferencian los ordenados,
los instituidos y los temporales o
esporádicos.
Son ministros ordenados el obispo, el presbítero y
los diáconos. El primero -como sucesor de los apóstoles- posee la
plenitud del Orden, y por lo tanto celebra “in persona Christi” la totalidad de
los Sacramentos. El presbítero en comunión con su obispo, recibe de él la
potestad para celebrar algunos Sacramentos, principalmente la Eucaristía,
también “in persona Christi”. Al diácono le corresponde proclamar el Evangelio
y, a veces, predicar la Palabra de Dios; proponer las intenciones en la oración
universal; ayudar al sacerdote, preparar el altar y prestar su servicio en la
celebración del sacrificio; distribuir la Eucaristía a los fieles, sobre todo
bajo la especie del vino, e indicar, de vez en cuando, los gestos y las
posturas corporales del pueblo durante las celebraciones litúrgicas. [IGMR, 94]
Son ministros instituidos el acólito y el lector.
El acólito es instituido para el servicio del altar y para ayudar al sacerdote
y al diácono. Al él compete principalmente preparar el altar y los vasos
sagrados y, si fuere necesario, distribuir a los fieles la Eucaristía, de la
cual es ministro extraordinario. El lector es instituido para proclamar las
lecturas de la Sagrada Escritura, excepto el Evangelio. Puede también proponer
las intenciones de la oración universal, y, en ausencia del salmista, proclamar
el salmo responsorial [IGMR, 98 y 99].
A diferencia de los ministerios ordenados e instituidos, que solo pueden
ser realizados por varones, los ministerios temporales -también llamados funciones-
pueden ser realizados indistintamente por varones y mujeres [RS, 47].
A los ministerios temporales corresponden las funciones del salmista,
el cantor, el coro el organista y
otros músicos. También, en ausencia de acólito y/o lector instituido, se pueden
destinar otros laicos que sean de verdad aptos para cumplir estos ministerios y
que estén realmente preparados. Incluso pueden ser destinados para que, como
ministros extraordinarios, distribuyan la sagrada Comunión. Existen además
otras funciones, como la del sacristán, el comentarista (o guía), los que
realizan la colecta y quienes reciben a los fieles en el atrio (edecanes)
[IGMR, 105]
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