Is 50, 5-9
Santiago 2, 14-18
San Marcos 8, 27-35
Estamos a punto de celebrar el 194 aniversario de nuestra independencia patria, el colorido y los tradicionales actos conmemorativos no se hacen esperar. Sin embargo, en el fondo de la mayoría de nosotros hay un inmenso deseo de paz, la cual parece nunca llega. Es muy triste la situación que estamos pasando, saliendo al encuentro muchas respuestas ideológicas, sin embargo nada cambia.
Este domingo del tiempo ordinario guarda un silencioso grito al Señor: Señor da la paz a los que esperan en ti y deja bien a tus profetas, escucha la súplica de tu siervo y la de tu pueblo Israel (Ant. de entrada: Sir 36, 18). Me da la impresión que recoge el clamor de toda la humanidad: la paz. pero también nos revela que ésta sólo puede venir de Dios.
La Iglesia no puede ser indiferente a este clamor de paz, debe trabajar por ese Reino de Dios, pero Cristo con las lecturas de hoy la pone en actitud de discernimiento, para que llegue a lo esencial: descubrir al verdadero mesías.
El tiempo de Jesús es muy similar al nuestro. El maestro estaba rodeado de tres tipos de personas: sus discípulos, los indiferentes y los enemigos, habiendo muchas opiniones sobre él. Por eso cuestiona a sus discípulos: ¿quien dice la gente que soy yo? ¿quien decís que soy yo? Realmente estamos ante una catequesis a la comunidad: la primera mitad del evangelio de San Marcos trata de revelar la identidad del Mesías, luego revela la identidad y misión del Hijo del hombre.
Si queremos acertar en nuestro trabajo de construir el Reino de Dios y hacer de nuestro mundo un lugar optimo para vivir, la Iglesia, comunidad de discípulos y misioneros, en el siglo XXI tienen que tener claro su fundamento: Jesucristo; de lo contrario no alejaremos del ideal del evangelio: ser sal y luz en el mundo. El beato Oscar Romero nos advierte sobre los falsos mesianismos:
Cuáles son las características del falso mesianismo? Aquí están en las lecturas de hoy; yo he encontrado tres:
1º) En el incidente de Pedro un mesianismo sin cruz, sin sufrimiento.
2º) En la represión de Cristo a Pedro: «Tú piensas como hombre y no como Dios»: un mesianismo político de intereses humanos, sin pensar en Dios.
3º) La segunda lectura: un mesianismo de espiritualidad vana, una religión sin compromisos.
Creo que es bien oportuno que meditemos la palabra de Dios y veamos cuál es el mesianismo que nosotros creemos. (Beato Oscar Romero, homilía 16/08/1979)
El primer paso que debemos hacer es conocer al verdadero Mesías, lo cual será posible si verdaderamente nos encontramos con él. sólo de esta manera seremos capaces de amarle y servirle. En este sentido, me llama mucho la atención algo que pedimos en la oración colecta de este domingo:
Oh Dios, creador y dueño de todas las cosas, míranos, y para que sintamos lo efectos de tu amor, concédenos servirte de todo corazón.
El fundamento de nuestra vida cristiana tiene que ser el Señor. Esto significa evitar todo sentimentalismo ideológico alejado de Dios, toda actitud cómoda o triunfalista y una espiritualidad desencarnada. En sentido positivo: necesitamos optar radicalmente por Jesús, para que nuestros pueblos tengan vida, pero esto será posible si nos ponemos delante de la mirada liberadora y salvadora de Dios.
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