- Hch 2, 1-11. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar.
- Sal 103. R. Envía tu Espíritu, Señor, y
repuebla la faz de la tierra.
- 1 Cor 12, 3b-7. 12-13. Hemos sido bautizados en
un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo.
- Secuencia. Ven, Espíritu divino.
- Jn 20, 19-23. Como el Padre
El Covid 19 es una catástrofe. ¿que dice padre? puede preguntar alguno. Yo respondería: una de las definiciones de catástrofe que da la RAE es la siguiente: Cambio brusco de estado de un sistema dinámico, provocado por una mínima alteración de uno de sus parámetros (https://dle.rae.es/cat%C3%A1strofe+). Por tanto, este diminuto e invisible virus a logrado parar el mundo y cambiar la normalidad de todo el sistema neoliberal al que estábamos acostumbrados. Dice el Papa Francisco que somos una sociedad profiláctica, imperturbable y siempre dispuesta al consumo indefinido (A los sacerdotes de Roma, Pentecostés 2020). Esto que dice el Santo Padre es verdad, Ha quedado en evidencia que todo era algo plástico y artificial, que al final no somos omnipotentes.
He escuchado algo interesante: dicen algunos que lo peor está por venir, se refieren a la recesión económica, por lo tanto esto se va a traducir en pobreza y desgracias. se ha hecho la siguiente pregunta ¿qué es una recesión económica? pues es una caída significativa de la actividad económica que acontece en el conjunto de la economía y para un número suficiente de meses, y que se resulta visible en términos de producción, empleo, renta real, y otros indicadores (https://www.eleconomista.es/diccionario-de-economia/recesion) Esto se traduce en desempleo por la falta de actividad económica, por tanto, más pobreza.
Ahora bien, el Papa ha dicho en el Ángelus de Pentecostés los siguiente: Tratar a las personas, no ahorrar para la economía. Tratar a las personas, que son más importantes que la economía. Las personas somos templos del Espíritu Santo, la economía no lo es. Pues bueno, a cualquiera le explotaría la cabeza, ¿pero que hay detrás de esa afirmación? pues es claro como el agua. La hambruna y la pobreza no la ha inventado un virus (no al menos el Covid 19), sino un sistema en donde unos pocos acumulan las grandes riquezas del planeta y otros muchos que roban en gobiernos corruptos. O sea, el problema no es coyuntural, sino estructural. Esto quiere decir que aunque se reactive la actividad económica seguirá habiendo empobrecidos, hambrientos y vulnerables. Las desgracias que pasan solo hacen visibles a los pobres, pero no los fabrica. Digamos que estamos ante una Pauperofanía.
¿Qué puede cambiar?
Las lecturas nos señalan una actitud de miedo, que en los evangelios es lo contrario a la fe recordemos cuando Pedro empezó a hundirse y tuvo miedo, el Señor le dijo: En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» (Mt 14, 31). o cuando los discípulos enfrentaron las aguas con miedo, pero Jesús calmó la tempestad: Él les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?. Hoy aparece Resucitado frente a ellos y les dice: la paz con vosotros. La Iglesia pasa del miedo a la acción y al testimonio. Así también nosotros discípulos de Jesús debemos pasar de la inacción al testimonio. De hecho, debemos trabajar por la vida eterna, pero transformando el mundo con la fuerza del Espíritu Santo. Es momento de la conversión, la comunión y la solidaridad.
El Espíritu Santo debe romper con la lógica mundana, es el que debe inspirar los corazones para que pongamos al centro y hagamos cambios estructurales del mundo. Es mentira que las grandes economías puedan quebrar, lo que tal vez pueda pasar es que dejarán de acumular. Es el momento de la solidaridad y de luchar contra la corrupción de Babel, que es todo lo contrario a lo que sucedió en Pentecostés. Vivir según el Espíritu es nada contracorriente. No vociferemos contra los corruptos si yo soy igual, no arremetamos contra los pecadores, si yo soy peor. El nacimiento de una nueva familia y sociedad comienza cuando el hombre se encuentra con Dios en su corazón, San Óscar Romero decía que nadie se conoce a sí mismo si no se encontraron con Dios.
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