Un día de estos escuchaba una
vieja entrevista que un medio sensacionalista le hacía a un ex sacerdote católico,
que pertenecía a la farándula, quien fue hallado in fraganti con una mujer en la
playa, armando un escándalo tremendo. Bueno, pero el mayor dolor no fue que
tuviera mujer, sino que abandonó la Iglesia para convertirse en clérigo episcopaliano.
Pues,
en dicha ocasión una escena totalmente farisea: acusa a la Iglesia de hipócrita
por los escándalos morales de sus clérigos, del encubrimiento de estos y de ser
retrograda por mantener el vigor la ley del celibato y por posturas
supuestamente homófobas. Lo que me da coraje es que las acusaciones que hace
fueron sólo para justificar su escándalo contra la moral y la fe.
Al mismo tiempo, puedo citar la
actual campaña política en nuestro país, basada en la campaña sucia, que es lo
mismo que campaña de calumnias. Las acusaciones mutuas son interminables,
parece que todos los candidatos políticos no tienen la mínima actitud ética, no
se respetan entre sí; lo que es peor, que sus respectivos seguidores entran en
la misma dinámica, siendo las verdaderas víctimas y los menos beneficiados,
porque al menos los candidatos tienen a la política como su negocio, ciertamente
con sus debidas ganancias, mientras que el pueblo no pasa de su misma situación
de pobreza, es decir, no le produce ningún cinco
Cualquiera pudiera defender a
este hermano nuestro diciendo lo siguiente: ¿Qué hay de malo que denuncie los
pecados de la Iglesia? ¿Qué de malo hay que sea tan sincero? ¿Qué hay de malo
si dice la verdad? Me recordé las palabras de Cencini: “La verdad sin caridad
es diabólica” ¿Qué quiero decir? Si, es verdad que dentro de la Iglesia hay escándalos,
pero Jesús advirtió que es imposible que no haya escándalos, pero es duro
cuando dice: ¡ay de quien provoca esos escándalos! (Lc 17, 1); también, podemos
recordar la parábola del trigo y la cizaña (Mt 13, 24-52) para la Iglesia este
es un paradigma, el bien y el mal coexisten, pero será al final cuando Dios
hará justicia. Lo errado es fijarnos en la cizaña y no el trigo.
También, no se puede negar que la
política está llena de corrupción, que son los políticos los culpables de todos los males que hay en el país. Pero el odio y la mentira no
van a solucionar los problemas, se debe construir un futuro de paz basado en la
justicia y en la caridad. Pero esto es harina de otro costal.
Este mismo esquema, acusar a otro
para justificarme es vivir en la mentira. ¿Cuál es mi punto? La audiencia del
Papa Francisco de hoy 14/11/18 habló sobre el octavo mandamiento: no darás falso
testimonio contra tu prójimo. Fijando una frase lapidaria: DONDE HAY MENTIRA NO HAY AMOR. ¿Cuál es
el problema? Que sólo en el amor llegamos a la santidad, nuestra única vocación
divina, es la condición sine qua non
para cumplir la voluntad de Dios. Recordemos lo que dice san Pablo: si
no tengo amor, no soy nada
(1 Cor 13, 2b. En este sentido,
el octavo mandamiento orienta nuestras relaciones personales con el amor y la
verdad.
Ahora bien, el Papa ha hecho una
pregunta tajante: ¿Qué significa decir la verdad? ¿es lo mismo que ser honesto?
La honestidad no es suficiente, porque podemos estar equivocados o saber nada
más parte de a verdad, esto me conduce al error, de esta manera puedo estar
honestamente equivocado, dicha honestidad no me salva de la culpa de estar en
la mentira o de faltar a la caridad.
El Papa ha dicho que incluso puedo decir
la verdad, pero faltando a la dignidad de una persona: "¡Solo dije la verdad!". Tal vez, pero has
revelado algunos hechos personales o confidenciales. El Papa se refiera
más que todo al chismorreo destructivo, a esa manía infernal de hablar en mal
de los demás, una obsesión de saber cosas y comunicar cosas. Esto me recuerda
una imagen que una persona me recomendaba: hablar mal de los demás es como
manchar una hoja en blanco, que, aunque le quieras devolver su blancura, no
puedes. Así pasa con el prójimo, la dignidad que dañamos, es decir, su fama, no
vuelve a ser lo mismo, esa persona queda dañada para siempre.
Por esta razón,
como dice el mismo Cencini, la verdad sin caridad es una total mentira… ¿Cómo así?
Pues la verdad en sí misma no es suficiente, falta la caridad, entonces lo que
se falsea en realidad es la relación interpersonal o intrapersonal, o sea lo
que debe ser verdadero no lo es, porque se usa la misma verdad para destruir lo
que se debe conservar y respetar: Ten
cuidado un hablador una habladora, un hablador es un terrorista, porque
con su lengua lanza una bomba y se va tranquilamente, más lo que dice es una
bomba lanzada, pues destruye la fama de los demás.
No se trata de regañar a alguien,
sino que es un llamado a regular nuestras relaciones interpersonales,
necesitamos vivir en la verdad y en la caridad, son las dos alas que necesita
cada uno de nosotros para suscitar un mundo mejor. Hay que tener una especial
atención, hoy que estamos en campaña electoral, tenemos que recordar que
nuestra familia y amistades siempre estarán a nuestro lado, los candidatos políticos
nunca, por lo tanto, no vale la pena pelearse por un partido político, debemos
conservar la dignidad de las personas, antes que nada.
Audiencia 14/11/2018
Audiencia 14/11/2018
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