Hemos llegado al IV
domingo de cuaresma, también llamado como el de la alegría. La antífona de
entrada nos da la tónica de hoy: Alégrate, Jerusalén...por una parte, la
alegría se debe a que las fiestas de las pascua están próximas: haz que el
pueblo cristiano se apresure, con fe gozosa y entrega diligente, a celebrar las
próximas fiestas pascuales (oración colecta). Esta es la razón por la que es
permitido el color rosado en los ornamentos litúrgicos, pues es una mezcla del
morado cuaresmal y el blanco pascual. Hoy se permiten flores e instrumentos
musicales para la Santa Misa. una figura que describe oportunamente lo que
estamos diciendo es la alegría del Israel al ser liberados del destierro de
Babilonia, esta liberación es expresada en el salmo 126: nos parecía que
soñábamos: nuestra boca se llenó de risas y nuestros labios, de
canciones. Hasta los mismos paganos decían:“¡El Señor hizo por ellos
grandes cosas!”
Por otra parte, la
Palabra de Dios de este domingo nos da otro motivo de alegría. Hoy se proclama
una gran verdad: Dios es misericordia: Dios, rico en misericordia, por el
gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha
hecho revivir con Cristo (Efe 2, 4-5). De alguna manera salen dos
temas para meditar: la verdad del pecado original y personal. En la cuaresma
tenemos que reconocer con humildad nuestra condición pecadora, pero este
reconocimiento no es para ser juzgados, sino para ser perdonados: Dios
no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se
salve por él. El texto no dice que no puede juzgar, sino que no ha sido enviado
para eso; sin embargo, Cristo es Señor de la vida eterna. Tiente el pleno
derecho el pleno derecho de juzgar definitivamente las obras y los
corazones de los hombres pertenece a Cristo como Redentor del mundo.
"Adquirió" este derecho por su Cruz. El Padre también ha entregado
"todo juicio al Hijo" (Jn 5, 22;cf. Jn 5, 27; Mt 25, 31; Hch 10, 42;
Hch 17, 31; 2Tm 4, 1) (Directorio Homilético 679).
¿pero por qué la posibilidad de condenarse? la condenación es una decisión personal, digamos que es por rechazar la gracia en esta vida (cf. Jn 3, 18; Jn 12, 48);, es decir por rechazar el Espiritu de amor(cf. Mt 12, 32; Hb 6, 4-6; Hb 10, 26-31). Esta cuaresma es única, porque tenemos la oportunidad de convertirnos al Señor. Ante nosotros está la oscuridad o la luz, debemos abrirnos a ese toque de gracias que me invita a salir de la oscuridad hacia la luz de Cristo. No seamos como muchos, que prefieren las obras de la tinieblas, que rechazan a Dios de manera decidida. Lo que da confianza es la bondad y misericordia de Dios.
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