jueves, 4 de agosto de 2016

DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO C.
  
Sabiduría 18, 6-9
Salmo 32
Hebreos 11, 1-2. 8-19.
Lucas 12, 32, 32-48

Parece que en el siglo XXI el terrorismo y algunas ideologías van a producir nuevos mártires cristianos, signo de lo que estoy hablando es el padre Jacques Hamel, asesinado brutalmente por odio a la fe.

Otra cosa que nos preocupa es la violencia que vivimos en nuestro país a raíz de la corrupción omnipresente, lo cual es más evidente cada día más. Lo peor del caso que no hay justicia ni voluntad política para resolver el problema.  

Por supuesto, los más afectados de este misterio de la iniquidad son los pobres, marginados y vulnerables de nuestros pueblos. 

Sin embargo, la liturgia de este domingo es una hermosa catequesis sobre la historia de la salvación (cómo decía el beato Óscar Romero) que nos llena de fe y esperanza que Dios no se olvida de la suerte de los pobres y de la voz de quienes lo buscan (como dice la antífona de entrada). 

En la oración colecta nos dirigimos a Dios como Padre, así como Jesús nos enseñó. Esto nos recuerda la confianza con la que debemos siempre dirigirnos al Señor, lo que se convierte en algo primordial en medio de nuestro diario vivir, porque estamos llamados a dar testimonio de verdaderos hijos de Dios en el mundo, aporte no pequeño que damos para los demás. 

Es precisamente lo que la Iglesia pide este día, que el Señor intensifique ese espíritu de hijos adoptivos, porque la carne es débil y los afanes de la vida puede dar muerte a ese hijo de Dios que llevamos dentro.   

El libro de sabiduría refuerza nuestra  fe y esperanza, porque la lectura nos recuerda que Dios está con los oprimidos y que siempre cumple su Palabra, por lo tanto podemos decir con el Salmo 32: Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti hemos confiado

El beato Óscar Romero decía que ni las revoluciones ni la violencia ni el odio podrán construir un mundo mejor o el reino de Dios:  

 "Dios no camina por allí, sobre charcos de sangre y de torturas. Dios camina sobre caminos limpios de esperanza y de amor". (07/08/1977).

Vemos en nuestro mundo como el poder político, económico e ideológico aplasta sin piedad y soberbia a los más débiles, pero nuestra fe y esperanza debe ser más fuerte, como lo decía Mons. Romero:  

"Si se ríen de nosotros, como sé que se ríen cruelmente cuando están torturando a nuestros catequistas y a nuestros sacerdotes, «¿Dónde están sus esperanzas?», y creen que es más fuerte el fusil que los golpea y el tacón que los patea, que la esperanza que llevan en su corazón. La esperanza será después de todo eso" (Ibíd). 

El mismo Jesús nos dice unas palabras de aliento: "no temas rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino". Ciertamente el Reino es dado a todos aquellos que con las manos vacías y el corazón dispuesto llegan a Dios para que les de todo, esa es la bienaventuranza de la pobreza, tener el corazón puesto en el Reino de Dios, ese es el tesoro de lo pobres del Señor. 

Igualmente, el Señor nos invita a la perseverancia y a la vigilancia, debemos estar siempre atentos a llevar a cabo la voluntad de Dios, Él nos ha dado mucho para compartirlo con los demás, y al final nos exigirá mucho. 

En la Eucaristía recibimos una prenda de la salvación, y ésta es fuente de gracia que nos confirma en la luz de la verdad que nos hace personas libres para servir a Dios y a su reino.(cómo dice la oración post comunión).

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