jueves, 11 de marzo de 2021

IV DOMINGO DE CUARESMA: DIOS ES MISERICORDIA

Hemos llegado al IV domingo de cuaresma, también llamado como el de la alegría. La antífona de entrada nos da la tónica de hoy: Alégrate, Jerusalén...por una parte, la alegría se debe a que las fiestas de las pascua están próximas: haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe gozosa y entrega diligente, a celebrar las próximas fiestas pascuales (oración colecta). Esta es la razón por la que es permitido el color rosado en los ornamentos litúrgicos, pues es una mezcla del morado cuaresmal y el blanco pascual. Hoy se permiten flores e instrumentos musicales para la Santa Misa. una figura que describe oportunamente lo que estamos diciendo es la alegría del Israel al ser liberados del destierro de Babilonia, esta liberación es expresada en el salmo 126: nos parecía que soñábamos: nuestra boca se llenó de risas y nuestros labios, de canciones. Hasta los mismos paganos decían:“¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!”

Por otra parte, la Palabra de Dios de este domingo nos da otro motivo de alegría. Hoy se proclama una gran verdad: Dios es misericordia: Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo (Efe 2, 4-5). De alguna manera salen dos temas para meditar: la verdad del pecado original y personal. En la cuaresma tenemos que reconocer con humildad nuestra condición pecadora, pero este reconocimiento no es para ser juzgados, sino para ser perdonados: Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El texto no dice que no puede juzgar, sino que no ha sido enviado para eso; sin embargo, Cristo es Señor de la vida eterna. Tiente el pleno derecho el pleno derecho de juzgar definitivamente las obras y los corazones de los hombres pertenece a Cristo como Redentor del mundo. "Adquirió" este derecho por su Cruz. El Padre también ha entregado "todo juicio al Hijo" (Jn 5, 22;cf. Jn 5, 27; Mt 25, 31; Hch 10, 42; Hch 17, 31; 2Tm 4, 1) (Directorio Homilético 679).  

¿pero por qué la posibilidad de condenarse? la condenación es una decisión personal, digamos que es por rechazar la gracia en esta vida (cf. Jn 3, 18; Jn 12, 48);, es decir por rechazar el Espiritu de amor(cf. Mt 12, 32; Hb 6, 4-6; Hb 10, 26-31). Esta cuaresma es única, porque tenemos la oportunidad de convertirnos al Señor. Ante nosotros está la oscuridad o la luz, debemos abrirnos a ese toque de gracias que me invita a salir de la oscuridad hacia la luz de Cristo. No seamos como muchos, que prefieren las obras de la tinieblas, que rechazan a Dios de manera decidida. Lo que da confianza es la bondad y misericordia de Dios. 

III DOMINGO DE CUARESMA: Jesús abandonado en la Cruz es fuente de fortaleza y sabiduría

La cuaresma es un retiro espiritual que nos prepara para la Pascua. La antífona de entrada dice: Tengo puesto los ojos en el Señor. Esto indica confianza y obediencia total a la voluntad de Dios. Esto nos pone en sintonía con el tiempo fuerte de la cuaresma. Recordemos que la verdadera sabiduría consiste en confiar plenamente en Dios, es decir, ponernos en armonía con su providencia. El soberbia prescinde de Dios y desconfía de su revelación, se atiene a sus fuerzas, inteligencia y dinero, pero la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres (1 Cor 1, 25). 

El texto del evangelio de este domingo es el famoso pasaje de la "santa ira de Jesús", cuando expulsa a los comerciantes del templo de Jerusalem. Opino que un error a la hora de interpretar el texto ponemos énfasis en el tema de la simonía, pero en realidad el centro es una profecía: destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré.  El mismo texto dice que estaba hablando de su cuerpo, no del Templo. En otras palabras, estaba profetizando su propia pasión, muerte y resurrección. ¿por qué se nos recuerda esta profecía a media cuaresma? simplemente se nos quiere recordar que la meta de la cuaresma es la pascua. 

Ahora bien, ante este anuncio profético se puede tener dos actitudes: la de los judíos que exigen signos para creer o los griegos que exigen sabiduría, pero que en realidad no quieren creer, sus exigencias son sólo pretextos. En el mundo que vivimos se siguen burlando de nosotros los cristianos, nos siguen tomando como locos o tontos. ¿no te ha pasado que un osado protestante te cuestione o se burle de tu fe? ¿acaso no es cierto que para los hombres de ciencia nuestra fe es una necedad? ¿acaso no hemos visto como para los grupos ideológicos extremistas nuestra fe es su enemiga férrea? pero san Pablo nos enseña que para los llamados Cristo crucificado es fuerza y sabiduría de Dios, porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, que la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres. 

Entonces, la cruz se convierte para nosotros en un signo de fortaleza y en un camino para llegar a la resurrección. Por esta razón nos signamos constantemente con la Cruz de Cristo, como señal de que pertenecemos al Señor. En nuestro bautismo fuimos marcados por la Cruz, significando la vocación que tenemos que desarrollar en la vida. La manera más eficaz para vencer la tentación es la oración hecha ante el crucifijo. Ella es fuente de luz y sabiduría. ¿podemos quejarnos delante del crucificado? Chiara Lubich enseña que en cada dolor, dificultad o sufrimiento es Jesús abandonado en la cruz quien nos visita, invitándonos a unirnos amorosamente a Él.  

miércoles, 10 de marzo de 2021

II DMINGO DE CUAREMA, CICLO B: La pasión es el camino de la Resurrección

El segundo domingo de cuaresma siempre se lee el pasaje de la Transfiguración. Sería bueno que nos fijáramos qué hay antes y después del relato: Antes está la confesión de fe de Pedro, la explicación del mesianismo de Jesús, el primer anuncio de su pasión y las condiciones para seguirle. Después se inicia el camino hacia Jerusalén, es decir, hacia la pasión y cruz. 

Creo que hay tres momentos que son significativos: 

Primero, Los llevó a ellos solos a parte, a un monte alto…aquí se confirma lo que hizo al principio: los llamó para que estuvieran con él…la escena describe la vocación de cada persona a la relación intima con Dios. Subir a un monte alto significa el encuentro con Dios, lo mismo que el domingo pasado, el desierto es un lugar de encuentro con Dios; la diferencia es que la voz de esa escena era la del enemigo que trata de truncar la misión de Jesús; hoy no es así, quien se manifiesta es Dios Trino: la voz es el Padre, Jesús es el Hijo eterno de Dios y la nube es el Espiritu Santo. Las Palabras son para iluminar y fortalecer la misión de la Iglesia naciente: «Escuchadlo».

Segundo, se transfiguró delante de ellos...este fenómeno sobrenatural es un signo que confirma que la fe de Pedro, es decir, manifiesta la identidad divina de Jesús, mientras que el domingo pasado se subrayaba la solidaridad del Hijo de Dios, quien se ha hecho carne, por lo que la liturgia enfatiza en su humanidad. El objetivo es confirmar la  fortalecer a los discípulos por lo duro que estaba por venir;  así lo reitera el prefacio de este domingo: «Él, después de anunciar su muerte a los discípulos les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas, que la pasión es el camino de la Resurrección». Esto quiere decir que la cruz y la gloria están asociadas intrínsecamente, ósea que si se quiere llegar a la resurrección, primero se tiene que pasar por la pasión y la cruz.

Por ultimo, escúchenlo: El verbo escuchar está conectado al corazón (lev) significa someterse totalmente a la voluntad de Dios. En este sentido la Transfiguración ocupa un lugar fundamental en el tiempo de Cuaresma. Escuchar sería como un sinónimo de renovación o transfiguración personal, es decir, una renovación del bautismo, de nuestra condición de hijos de Dios. Esto implica una renuncia a Satanás y al pecado para vivir la libertad propia de nuestra dignidad. En otras palabras, la mejor manera de prepararnos para la pascua es purificando el alma con la conversión y la comunión con Dios.

Esta transformación continua que hacemos en la vida será una realidad total en la parusía (segunda venida de Jesús), cuando ocurra nuestra propia resurrección. Ya lo dice san Pablo: Cristo transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa (Flp 3, 21). Mientras tanto el encuentro con el transfigurado lo hacemos a través de la Eucaristía y los demás sacramentos. 

DIRECTORIO HOMILÉTICO: Ap. I. La homilía y el Catecismo de la Iglesia Católica. Ciclo C. Cuarto domingo de Adviento.

96. Con el IV domingo de Adviento, la Navidad está ya muy próxima. La atmósfera de la Liturgia, desde los reclamos corales a la conversión, ...