El escándalo fariseo
Últimamente ha llamado la atención que algunas paginas que se autodenominan católicas publican ciertos videos en donde hay errores humanos de sacerdotes; por ejemplo, el famoso manotaso del Papa o el padrecito que sale en una patineta de la misa. Claro, ipso facto la lapidación cibernética de fieles e infieles hacia los implicados.
A esta actitud le llamo escándalo fariseo: el fariseo se escandaliza por lo trivial, olvidando lo verdaderamente importante; el fariseo olvida el mandamiento de Dios, enfatizando en el mandamiento de los hombres; el fariseo se preocupa por los escrúpulos jurídicos y rituales, pero por dentro están podridos; el fariseo miente, calumnia y condena al inocente por envidia; el fariseo es soberbio; el fariseo es el hombre del culto vacío, pues olvida la misericordia, la justicia y la fidelidad.
Pensemos, por ejemplo, en el padre de la patineta. ¿Quien lo conoce verdaderamente? ¿Es justo que de la noche a la mañana su buena fama se derrumbe por algo tan trivial? ¿Alguien ha sido capaz de ayudarle en sus momentos difíciles? Lo que hemos hecho es juzgarlo y condenarlo, sin tan siquiera conocerlo. ¿Qué tal si los errores propios fueran publicados? ¿Que fuera de nosotros si arruinaran nuestra reputación de la noche a la mañana?
La caridad se debe vivir incluso en las redes sociales. El que somete al escarnio público a los demás no es justo, sino justIciero. Recordemos lo que dijo Jesús: No podemos evitar los escándalos, pero ¡ay de aquel que los provoca! (Lc 17, 1). Además, dañar la fama de alguien es como matarlo, por lo tanto se ha atentado contra el quinto mandamiento.
Nuestra actitud tiene que ser firme: cuando veamos que alguien hace ese tipo de publicación, el mejor gesto de caridad es no comentar ni propagar la publicación, orar por quien lo hace. Si el implicado está cometiendo un error o pecado haz una oración por él.
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