DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO A
2 Reyes 4, 8-11.14-16a
Salmo 88
Romanos 6, 3-4. 8-11
Mateo 10, 37-42
La antífona de entrada de la misa de este domingo invita a la asamblea
de la siguiente manera: Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con
gritos de júbilo. Creo que el salmo 46 recoge perfectamente los
sentimientos que a la Iglesia salvadoreña han embargado esta semana.
Justamente, el 28 de junio pasado han creado cardenal a Mons. Gregorio Rosa
Chávez. Este no es un simple acontecimiento, es para nosotros uno de los signos
de los tiempos, Dios algo nos quiere decir.
Primero, en la persona del señor Card. Gregorio Rosa, la Iglesia
salvadoreña está siendo recompensada por su fidelidad al evangelio y su
esfuerzo por responder cristianamente a los desafíos de la historia. Cuando
escribo “Iglesia” me refiero a todos aquellos obispos, sacerdotes, religiosos (as)
y laicos que le han puesto carne al evangelio. De manera especial a nuestros
mártires, que tuvieron el coraje de mantenerse firmes hasta el final.
Segundo, con el tiempo Dios ha querido darle la razón a beato Óscar
Romero. Es horrible pensar que la peor persecución y tortura que sufrió este
santo obispo provenía de sus propios hermanos obispos y de gente que se
profesaba católica. Las calumnias que le propinaron fueron una verdadera y
puerca tormenta toxica. Quisieron a toda costa borrar su memoria. Pero esto no
es todo, muchos de los que creímos siempre en él también fuimos discriminados y
perseguidos de alguna manera u otra. Nos llena de gozo saber que no estábamos
equivocados. En la oración colecta pedimos siempre permanecer en la verdad:
“Concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer
siempre en el esplendor de la verdad”
Tercero, nuestros ojos están viendo cosas que nunca esperamos ver en
nuestra época: un santo y un cardenal. Pero estamos seguros de que el papa
Francisco no quiere que nos limitemos a una perspectiva superficial de tales
acontecimientos. Dios está retando a esta nueva generación a que le sigamos
poniendo carne al evangelio, que hoy más que nunca trabajemos por el Reino de
Dios. Siento que en la persona de nuestro cardenal nos dice a todos los
católicos salvadoreños lo siguiente:
“También nosotros, hermanos y hermanos, estamos en
camino con Jesús en esta vía. De modo particular me dirijo a vosotros, queridos
nuevos cardenales. Jesús «camina delante de vosotros» y os pide de
seguirlo con decisión en su camino. Os llama a mirar la realidad, a no
distraeros por otros intereses, por otras perspectivas. Él no os ha llamado
para que os convirtáis en «príncipes» en la Iglesia, para que os «sentéis a su
derecha o a su izquierda». Os llama a servir como él y con él. A servir al
Padre y a los hermanos. Os llama a afrontar con su misma actitud el pecado del
mundo y sus consecuencias en la humanidad de hoy. Siguiéndolo, también vosotros
camináis delante del pueblo santo de Dios, teniendo fija la mirada en la Cruz y
en la Resurrección del Señor”.
Nuestra consigna es ponernos en camino con Jesús.
Debemos tener la confianza que el Señor va delante de nosotros. Pero en el
camino no debemos buscar nuestros propios intereses, debemos siempre estar
dispuestos a amar y servir, sobre todo. Debemos afrontar la realidad que nos reta,
debemos ser fieles hasta el final. Como dice el evangelio de hoy: “El que
pierda su vida por mí la encontrará”. Feliz Domingo.
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