La comunidad cristiana damos comienzo a la semana santa. Este domingo lo llamamos "de ramos" porque la Iglesia hace presente aquella entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en donde es recibido por el pueblo judío con enorme júbilo. también a este domingo se le llama "de la pasión" porque se hace la lectura de la pasión del Señor, que este ciclo "C" corresponde a San Lucas.
Monseñor Romero en el Domingo de Ramos de 1978 se hacia estas tres preguntas, la cual queremos contestarlas en nuestro contexto histórico:
¿Que encuentra Cristo cuando entra a Jerusalén y qué encuentra Cristo ahora aquí?
Seguramente Jesús tienen un encuentro con la alegría y la bondad de un pueblo, pero también se encontró con la maldad y el pecado. Ahora también Cristo entra en medio de nosotros y se encuentra con todo aquello de lo que es capaz el corazón humano, desde lo más bueno hasta lo más horrible.
Encuentra un pueblo luchando por sobrevivir. Hundido en la violencia social, en la pobreza y en la injusticia. Una juventud casi condenada a la delincuencia o la migración, todo por la falta de oportunidades. El narcotráfico y la violencia se han vuelto "omnipresente" como decían nuestro a obispos hace pocos años.
Cristo se encuentra con una clase política que se ha olvidado de los pobres, que hacen de nuestro país una carpa de circo, con sus interminables shows mediáticos.
Cristo también se encuentra con el "silencio profético de su Iglesia", que quizás a lo mejor ya se encuentra cómoda, los pretextos sobran.
Con una clase empresarial que no tiene en sus esquemas la justa distribución de las riquezas, muchos menos la caridad y la solidaridad como signos profundos de humanidad.
¿Quién es el que entra a Jerusalén, y el que va a cargar con esa Cruz y el que va a morir entre ignominias tan espantosas?
Monseñor Romero en referencia a la primera y segunda lectura decía:
"Y este siervo de Yahvé, que los comentarios de la Biblia no aciertan a decir con seguridad quien es, ciertamente puede ser el pueblo pero puede ser Cristo y más Cristo, pero no un Cristo sin su pueblo".
Este misterio que en la Biblia se conoce como personalidad comunitaria, es decir, un hombre que encarna una personalidad y una personalidad que se difunde en un conglomerado, un Cristo que se ha hecho solidario de todos nosotros y nosotros que sentimos que la Suerte de Cristo es nuestra suerte".
Es el siervo de Yahve, el mesías el ungido, Dios que se vuelve solidario con nuestro dolor, sufrimiento y muerte. Como decía el P. Rutilio Grande: "Dios no se queda en una hamaca tranquilo en su cielo". Dios es Jesús, el verbo hecho carne, a través de su pasión y muerte sabemos que está con y por nosotros.
¿Que compromiso supone para nosotros, su pueblo, esa fe en ese Cristo que vive redimiendo todavía a nuestra Patria y a todo el mundo?
Monseñor Romero decía que el Domingo de Ramos es un compromiso con la esperanza:
"Lo que compone es esa fe de ustedes, hermanos, la fe de la procesión del domingo de Ramos, desfile pacífico con palmas en las manos, con una gran esperanza en el corazón, con un gran amor en el alma. Este es el caminar del pueblo de Dios"
Como pueblo de Dios podemos soñar y trabajar por un país mejor, nosotros como evangelios vivientes debemos transformar la sociedad con la construcción del reino de Dios. debemos luchar por la vida.
y por último, Monseñor Romero decía:
"La Semana Santa es un llamamiento para seguir las austeridades de Cristo, la única violencia legítima, la que se hace así mismo Cristo y nos invita a que hagamos a nosotros mismos: "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo", violéntese a sí mismo, reprima en él los brotes de orgullo; mate en su alma los brotes de avaricias, de codicias, de soberbias, de orgullo; mate eso en su corazón. Esto es lo que hay que matar, esa es la violencia que hay que hacer para que allí surja el hombre nuevo, el único que puede construir una civilización nueva, una civilización de amor".
Creemos amigos y amigas, que la semana santa no es para ser consagrada a los ídolos del placer y del consumo, que nuestra sociedad nos propone, sino para alabar al Dios de la vida y comprometernos con su reino.
¡Feliz Semana a todos y todas!
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