jueves, 29 de junio de 2017

DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO A

2 Reyes 4, 8-11.14-16a
Salmo 88
Romanos 6, 3-4. 8-11
Mateo 10, 37-42

La antífona de entrada de la misa de este domingo invita a la asamblea de la siguiente manera: Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo. Creo que el salmo 46 recoge perfectamente los sentimientos que a la Iglesia salvadoreña han embargado esta semana. Justamente, el 28 de junio pasado han creado cardenal a Mons. Gregorio Rosa Chávez. Este no es un simple acontecimiento, es para nosotros uno de los signos de los tiempos, Dios algo nos quiere decir.

Primero, en la persona del señor Card. Gregorio Rosa, la Iglesia salvadoreña está siendo recompensada por su fidelidad al evangelio y su esfuerzo por responder cristianamente a los desafíos de la historia. Cuando escribo “Iglesia” me refiero a todos aquellos obispos, sacerdotes, religiosos (as) y laicos que le han puesto carne al evangelio. De manera especial a nuestros mártires, que tuvieron el coraje de mantenerse firmes hasta el final.

Segundo, con el tiempo Dios ha querido darle la razón a beato Óscar Romero. Es horrible pensar que la peor persecución y tortura que sufrió este santo obispo provenía de sus propios hermanos obispos y de gente que se profesaba católica. Las calumnias que le propinaron fueron una verdadera y puerca tormenta toxica. Quisieron a toda costa borrar su memoria. Pero esto no es todo, muchos de los que creímos siempre en él también fuimos discriminados y perseguidos de alguna manera u otra. Nos llena de gozo saber que no estábamos equivocados. En la oración colecta pedimos siempre permanecer en la verdad:

“Concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad”

Tercero, nuestros ojos están viendo cosas que nunca esperamos ver en nuestra época: un santo y un cardenal. Pero estamos seguros de que el papa Francisco no quiere que nos limitemos a una perspectiva superficial de tales acontecimientos. Dios está retando a esta nueva generación a que le sigamos poniendo carne al evangelio, que hoy más que nunca trabajemos por el Reino de Dios. Siento que en la persona de nuestro cardenal nos dice a todos los católicos salvadoreños lo siguiente:

“También nosotros, hermanos y hermanos, estamos en camino con Jesús en esta vía. De modo particular me dirijo a vosotros, queridos nuevos cardenales. Jesús «camina delante de vosotros» y os pide de seguirlo con decisión en su camino. Os llama a mirar la realidad, a no distraeros por otros intereses, por otras perspectivas. Él no os ha llamado para que os convirtáis en «príncipes» en la Iglesia, para que os «sentéis a su derecha o a su izquierda». Os llama a servir como él y con él. A servir al Padre y a los hermanos. Os llama a afrontar con su misma actitud el pecado del mundo y sus consecuencias en la humanidad de hoy. Siguiéndolo, también vosotros camináis delante del pueblo santo de Dios, teniendo fija la mirada en la Cruz y en la Resurrección del Señor”.

Nuestra consigna es ponernos en camino con Jesús. Debemos tener la confianza que el Señor va delante de nosotros. Pero en el camino no debemos buscar nuestros propios intereses, debemos siempre estar dispuestos a amar y servir, sobre todo. Debemos afrontar la realidad que nos reta, debemos ser fieles hasta el final. Como dice el evangelio de hoy: “El que pierda su vida por mí la encontrará”. Feliz Domingo. 

DIRECTORIO HOMILÉTICO: Ap. I. La homilía y el Catecismo de la Iglesia Católica. Ciclo C. Cuarto domingo de Adviento.

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